Fiesta de patata y huevo refinados
Prepara las papas: comienza cortando las papas en rodajas finas y uniformes. Esto garantiza que se cocinen bien y de manera uniforme.
Cocina las papas: calienta una cantidad generosa de aceite vegetal en una sartén grande a fuego medio. Agrega las rodajas de papa en tandas, sazonando con sal y pimienta negra. Fríe hasta que estén doradas y crujientes por ambos lados. Retira las papas de la sartén y colócalas sobre una toalla de papel para escurrir el exceso de aceite.
Sazona: espolvorea las papas fritas con el ajo granulado y la cúrcuma, revolviendo suavemente para asegurarte de que estén cubiertas de manera uniforme. La cúrcuma no solo agrega un color vibrante sino también un sutil sabor terroso, que complementa el ajo.
Revuelve los huevos: en la misma sartén, reduce el aceite si es necesario y bate ligeramente los huevos con una pizca de sal y pimienta. Vierte los huevos a fuego medio y revuelve suavemente, cocinando hasta que estén suavemente revueltos. Ten cuidado de no cocinarlos demasiado; quieres que permanezcan ligeramente húmedos.
Mezclar: Agregar las papas sazonadas nuevamente a la sartén con los huevos revueltos. Mezclar suavemente para combinar, permitiendo que los sabores se combinen a fuego lento.
Agregar el queso: Espolvorear el queso rallado sobre la mezcla de papas y huevos. Cubrir la sartén con una tapa durante un minuto o dos, hasta que el queso se haya derretido maravillosamente en el plato.
Servir: Una vez que el queso esté perfectamente derretido, retirar la sartén del fuego. Servir caliente, directamente de la sartén, para una presentación rústica y atractiva.
Este plato es un testimonio de cómo los ingredientes simples, cuando se preparan con un poco de creatividad y cuidado, pueden transformarse en una comida que no solo es profundamente satisfactoria sino también repleta de sabores que bailan juntos en armonía. Es perfecto para una cena acogedora, que ofrece comodidad en cada bocado con el delicioso crujido de las papas, la suave riqueza de los huevos y la pegajosa bondad del queso derretido, todo condimentado a la perfección.
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