- Tritura las galletas Digestive (puedes hacerlo metiéndolas en una bolsa de plástico y aplastándolas con un rodillo o usando un procesador de alimentos) hasta que queden bien molidas.
- En un bol, mezcla las galletas trituradas con la mantequilla derretida y la azúcar (si decides usarla). Remueve bien hasta obtener una masa homogénea.
- Vierte esta mezcla en el fondo de un molde desmontable de unos 22-24 cm de diámetro y presiona bien con el dorso de una cuchara para que la base quede compacta y uniforme.
- Refrigera la base en el congelador o en la nevera mientras preparas el relleno, para que se endurezca.
2. Preparar la crema de queso:
- En un bol grande, bate el queso crema con el azúcar hasta obtener una mezcla suave y sin grumos. Puedes usar una batidora eléctrica o hacerlo a mano si prefieres.
- Agrega la nata para montar (crema de leche) y la esencia de vainilla. Bate nuevamente hasta que la mezcla esté cremosa y bien integrada.
- Disuelve la gelatina neutra en los 50 ml de agua (calienta el agua unos segundos en el microondas o en un cazo hasta que esté caliente, pero no hirviendo) y mezcla bien hasta que la gelatina esté completamente disuelta.
- Incorpora la gelatina disuelta a la mezcla de queso y nata, batiendo hasta que todo esté bien integrado.
3. Montar la tarta:
- Vierte la crema de queso sobre la base de galletas que preparaste anteriormente. Alisa la superficie con una espátula para que quede uniforme.
- Refrigera la tarta durante al menos 4 horas, o idealmente durante toda la noche, para que tome cuerpo y la crema se asiente bien.
4. Preparar la cobertura de fresas:
- Lava bien las fresas y córtalas en láminas o en cuartos, dependiendo de tu preferencia.
- En un cazo pequeño, coloca las fresas con el azúcar y el jugo de limón (si decides usarlo). Cocina a fuego lento durante unos 5-7 minutos, hasta que las fresas suelten su jugo y el azúcar se disuelva, formando una especie de sirope espeso. Si prefieres una cobertura más natural, también puedes simplemente colocar las fresas frescas directamente sobre la tarta.
- Deja que la mezcla de fresas se enfríe a temperatura ambiente.
5. Decorar y servir:
- Una vez que la tarta esté bien refrigerada, coloca las fresas (ya frías o frescas) sobre la crema de queso.
- Si preparaste el sirope de fresas, vierte un poco sobre la superficie para darle un acabado brillante y dulce.
- Desmolda la tarta con cuidado y colócala sobre un plato grande.
- ¡Listo! Ya tienes una deliciosa tarta fría de queso con fresas que seguro encantará a todos.
Consejos y Variaciones:
- Base alternativa: Si prefieres una base sin galletas, puedes hacer una base de almendras trituradas o avena para una opción más saludable.
- Frutas de temporada: Además de las fresas, puedes experimentar con otras frutas de temporada como mangos, kiwis, arándanos o frambuesas para darle un toque distinto a la tarta.
- Versión sin azúcar: Si prefieres una versión más ligera o sin azúcar, puedes sustituir el azúcar por edulcorantes naturales como la stevia o el miel.
- Gelatina: Si no encuentras gelatina neutra, puedes utilizar gelatina de frutas (como la gelatina de fresa) para darle un sabor adicional a la crema.
Sugerencias de acompañamiento:
- Helado de vainilla: Este postre va de maravilla con una bola de helado de vainilla para un contraste de temperatura.
- Café o té: Acompañar la tarta con una taza de té verde o un café suave resalta su sabor fresco.
- Crema chantilly: Un poco de crema chantilly por encima de la tarta antes de servirla le da un toque aún más delicado.
Conclusión:
La tarta fría de queso con fresas es el postre perfecto para cualquier ocasión, especialmente en los días calurosos de verano. Su textura cremosa y suave se complementa perfectamente con la frescura y acidez de las fresas, creando una combinación irresistible que encantará a todos. Además, al no necesitar horno, es una receta fácil y rápida de preparar. ¡Anímate a hacerla y disfruta de este delicioso postre!