2. Agrega el agua caliente:
- Añade poco a poco el agua caliente a la mezcla de leche en polvo y azúcar, y mezcla bien para disolver el azúcar y la leche en polvo. Se formará una mezcla espesa.
3. Añade la mantequilla y la vainilla (opcional):
- Si deseas que la leche condensada quede más cremosa, agrega la mantequilla y la esencia de vainilla. Revuelve bien hasta que la mantequilla se derrita por completo y la mezcla quede suave.
4. Procesa para mayor suavidad:
- Si tienes una licuadora o procesador de alimentos, puedes licuar la mezcla durante unos segundos para hacerla aún más suave y homogénea.
5. Deja enfriar:
- Deja que la leche condensada casera se enfríe completamente antes de usarla. A medida que enfríe, espesorará un poco más.
6. Almacenaje:
- Puedes almacenar la leche condensada casera en un frasco hermético o recipiente de vidrio en el refrigerador por hasta 1 semana. Si la quieres más espesa, puedes cocinarla a fuego lento por unos minutos adicionales, removiendo constantemente para evitar que se queme.
Consejos:
- Si prefieres que la leche condensada tenga un sabor más suave, puedes reducir la cantidad de azúcar al gusto.
- Puedes usar esta leche condensada casera para hacer helados, rellenar pasteles, agregar al café o incluso hacer recetas de postres como flan o tres leches.
¡Y listo! Ahora tienes tu leche condensada casera para disfrutar en tus recetas favoritas. ¡Es tan fácil y deliciosa que nunca más necesitarás comprarla en la tienda!