Aunque este postre es un poco complicado de comer sin ensuciar, compite con cualquier pastel de capas exquisito. Creemos que las crujientes capas de hojaldre y la brillante crema de vainilla compensan cualquier limpieza fácil. Verán, es el paquete completo. Es etéreo, cremoso y con un toque dulce, todo aplastado con ese pequeño trocito de hojaldre. (Una pizca de azúcar glas no vendría mal).
Está basado en un pastel popular en Europa Central y Oriental llamado “kremsnite”. Bueno, tiene muchos nombres (kremsnita, cremeschnitte…), pero la mayoría significan “una rebanada de crema”. Estamos seguros de que todos son deliciosos. Nuestra versión es realmente sin horno y presenta una crema pastelera de vainilla corta coronada con una etérea capa de crema batida.
El ingrediente que hace únicas a estas porciones es el hojaldre. Hornea las láminas de hojaldre durante solo diez minutos y déjalas enfriar mientras preparas el relleno. Coloca papel vegetal debajo del molde y luego cubre con crema pastelera de vainilla y crema batida. Corta la otra lámina en cuadrados antes de colocarla encima (esto facilita mucho el servicio) y espolvorea todo con azúcar glas. Mételo en la nevera unas horas, pero para un hojaldre tan delicioso, ¡es muy sencillo!
Una nota sobre el ron: Descubrimos que corta los huevos pegados a la crema pastelera, pero esto es totalmente opcional, así que si lo prefieres, puedes omitirlo.